jueves, 1 de noviembre de 2012

CALAVERAS VACILADORAS







CALAVERAS VACILADORAS 2012:     JUAN LÓPEZ

Villegas Harrison

Nos causa pena su ausencia:
falta en la universidad,
duele su fatalidad,
un Rector, hombre de ciencia.

La grey universitaria,
lo llora en su sepelio,
todos, estamos de duelo
su vida era plenaria.

Lamentamos su partida,
reconocemos su hombría
porque Harrison en vida
por buen amigo, valía.

El pésame a su familia,
esta hora es de tristeza,
fe, confianza y entereza,
recémosle su homilía.
  

El Papá-yo:                                        

Papá-yo quiero un juguete,
un trompo y un rehilete,
un papalote, una bici,
porque Papá-yo, me dicen.

Desde niño, (aún lo es),
de la cabeza a los pies,
Figueroita Rubén,
ayer se lo llevó el tren.

Quería coche p‘al sepelio,
se lo pidió a Astudillo
la parca se lo negó,
sólo por el apellido.

La muerte se llevó a Snoopy,
por tranza y por peleonero.
El panteón recibe a Smutny
mala raza y callejero.

De Aguas Blancas asesino,
papi no impidió su muerte,
del papa-yito sin suerte,
fue el infierno su destino.

Chismoso, vieja argüendera,
así lo recibió el diablo,
lo llevó con Ruiz Massieu,
los puso en el mismo establo.

Rubén Figueroa Smutny,
o Snoopy, que da lo mismo,
Smutny por tu cinismo,
su lápida decía Snoopy.

              Z

Zeferino tuvo suerte,
el Contralor daba tumbos,
pues no encontraba el rumbo,
de mandárselo a la muerte.

Millones y más millones,
estafó Zeta al erario,
su gente robaba a diario,
se murmuraba en panteones.

Pregonando la honradez,
así llegaron al cargo,
más convirtieron en fardo,
tanta maña y fetidez.

En el Infierno querían,
administrar los ahorros.
dijo el diablo mejor corro,
que darte tesorería.

Entre chamuscos y penas
arde lento Zeferino,
sabe que otra racha buena,
no disfrutará el cretino.

En Salud, también en Prensa,
robaron al por mayor,
saquearon bono y despensa,
atracaron sin pudor.

De la mano de la muerte
a todos los enjuició,
en el averno he de verte,
a Zeta le sentenció.


                 Walton

Anduvo como diez años,
busque y busque la alcaldía,
al ver la Tesorería,
fue lo que más le hizo daño.

Lo acompañó la Calaca,
como testigo civil,
era un erario tan vil,
nada mete, puro saca.

La nómina estaba exhausta,
ya con base el personal,
desde Félix Macedonio,
obra negra del demonio
que todo lo hizo mal.

La gente votó a raudales,
tuvo muchos seguidores,
todo parecía factible,
hasta quitar el punible
latrocinio a Regidores.

La muerte con Luis cargó,
no te me escapas mi hijo.
te vas al cielo le dijo,
el municipio quebró.

Larequi y Jorrín lo lloran,
también Claudia y Josefina,
Tapia y Oliver imploran,
que lo salve la catrina.

La muerte le dijo algo,
ni te presto ni te salvo,
si no hay para el aguinaldo,
morir es tu mejor saldo.


ÁNGEL

La fatídica Calaca,
los estaba escogiendo,
excluyó al PRI la flaca
pues ya se estaban muriendo.

Presumía de sus obras
en Iguala y Acapulco,
así llegó al sepulcro
dándole al diablo su coba.

En Chilpancingo vacía
quedó la Casa Guerrero
la huesuda yerta y fría
le asignó sepulturero.

Enterraron este día
al gobierno perredista
iba al frente el estadista
de toda su dinastía.

Sola quedó Doña Laura
la consuelan sus recuerdos
extraña la buena aura
del jefazo, mero, mero.


Mario Moreno

Trató de embaucar el pobre
a la muerte revanchista
la confundió periodista,
le dijo aquí está tu sobre.

Quiso chayotearla antes
de que lo cogiera tieso
por favor no me espantes
ya te soborné por eso.

Anduvo del tingo al tango
en PRD y PRI fintaba,
la muerte ignoró su rango
cuando al fin se lo jalaba.

Hoy lloran los impostores,
los duendes y las urracas,
pese a todos sus errores,
no se le escapó a la flaca.


Rector Interino

Se quiso quedar Salgado
el rectorado completo,
merezco ser tolerado
no importa que sea un inepto.

Para evitar que Saldaña
lo relevara muy pronto
le sugirió a la guadaña
lo eliminara por tonto.

Rector sólo por tres meses,
no cuadra a mis intereses
déjame aunque sea dos años
para engordar mi rebaño.

La muerte no le hizo caso
comprobó su deslealtad,
éste es tu primer paso,
camino a la eternidad.

Murió el nuevo rectorcito
de un cólico de amargura
pasó a un mundo mejorcito
en la triste sepultura.


                           Atte. Juan López. 1 de noviembre del año 2012.

CALAVERA DE MANUEL AÑORVE








CALAVERA DE MANUEL AÑORVE.
                                        ttchv

La muerte llegó a Acapulco.
Vino al Puerto a buscar novio
 pues le dijeron que Añorve
es más guapo que “El Tenorio”

Me conviene, razonó,
 pues con esa trayectoria
si lo ligo, de seguro
que seré gobernadora.

Con su Acapulco de 10
 conquistó su corazón.
Empacó su minitanga;
compró el pasaje de avión. 

Cuando aterrizó en el Puerto
 pensaba que, de seguro,
 encontraría una ciudad
ejemplar,  de Primer Mundo.

Pero en el paisaje urbano
 algo le era conocido:
los baches que siempre ha visto,
que todo mundo ha sufrido.

Tomó un taxi y se atoró
 en el embotellamiento
que se propicia en las obras
que empezó el Ayuntamiento.

¿Qué pasó?, dijo la muerte.
¿Y el Paso Bicentenario?
Ya es noviembre, debería
estar todo terminado.

De por sí los ciudadanos
 se opusieron a ese puente
¡Cuántas molestias y gastos
por gusto del  presidente!

Y… ¿por qué lo recortaron?
¡Igual que el de Aguas Blancas!
¡Puro atole con el dedo!
¡Puros engaños y  trampas.

Encontró sumido al Puerto
en un horno. Qué calor.
¡Que se bañen, porque hay agua!
Añorve lo prometió.

Pero supo la calaca
que por allá en la Jardín,
llevan ya meses sin agua,
 y es lo mismo por aquí.

Pensó la muerte que Añorve,
para ser gobernador,
tendrá que cumplir el 10
que en su campaña ofreció.

Fue a verlo al Ayuntamiento
 pero ya no lo encontró
supo que su pretendido
 fue avorazado y traidor.

Qué pena, dijo la parca.
 Debió seguir con su cargo,
cumplir con lo prometido
porque el pueblo es muy fijado.

Debió aclarar toda cuenta
que pendiente se encontrara.
 Ejemplo: lo de Paulina,
 lo de Cruz Roja…Capama.

Ahora ya perdió ante todos.
Ya saben que no termina.
Hoy, pa ser gobernador
se tendrá que ir a la China.

Lo pensó mejor la muerte
y se puso a coquetear.
A ver si a un Ángel costeño
 logra, tal vez,  conquistar.

miércoles, 22 de agosto de 2012

OSCAR WILDE


Balada de la cárcel de Reading
OSCAR WILDE
I
Ya no vestía su casaca escarlata,
Porque rojos son la sangre y el vino
Y sangre y vino había en sus manos
Cuando lo sorprendieron con la muerta,
La pobre muerta a la que había amado
Y a la que asesinó en su lecho.
Entre los reos caminaba
Con un mísero uniforme gris
Y una gorrilla en la cabeza;
Parecía andar ligero y alegre,
Pero nunca vi a un hombre que mirara
Con tanta avidez la luz del día.
Nunca vi a un hombre que mirara
Con ojos tan ávidos
Ese pequeño toldo azul
Al que los presos llaman cielo
Y cada nube que pasaba
Con sus velas de plata.
Yo, con otras almas en pena,
Caminaba en otro corro
Y me preguntaba si aquel hombre habría hecho
Algo grande o algo pequeño,
Cuando una voz susurró a mis espaldas:
“¡A ese tipo lo van a colgar!”
¡Santo Cristo! Hasta los muros de la cárcel
De pronto parecieron vacilar
Y el cielo sobre mi cabeza se convirtió
En un casco de acero ardiente;
Y, aunque yo también era un alma en pena,
Mi pena no podía sentirla.
Sólo sabía que una idea obsesiva
Apresuraba su paso, y por qué
Miraba al día deslumbrante
Con tan ávidos ojos;
Aquel hombre había matado lo que amaba,
Y por eso iba a morir.
Aunque todos los hombres matan lo que aman,
Que lo oiga todo el mundo.
Unos lo hacen con una mirada amarga,
Otros con una palabra zalamera;
El cobarde con un beso,
¡El valiente con una espada!
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
Y otros cuando son viejos;
Unos lo ahogan con manos de lujuria,
Otros con manos de oro;
El más piadoso usa un cuchillo,
Pues así el muerto se enfría antes.
IIUnos aman muy poco, otros demasiado,
Algunos venden y otros compran;
Unos dan muerte con muchas lágrimas
Y otros sin un suspiro:
Pero aunque todos los hombres matan lo que aman,
No todos deben morir por ello.
No todo hombre muere de muerte infamante
En un día de negra vergüenza,
Ni le echan un dogal al cuello,
Ni una mortaja sobre el rostro,
Ni cae con los pies por delante,
A través del suelo, en el vacío.
No todo hombre convive con hombres callados
Que lo vigilan noche y día,
Que lo vigilan cuando intenta llorar
Y cuando intenta rezar,
Que lo vigilan por miedo a que él mismo robe
Su presa a la prisión.
No todo hombre despierta al alba y ve
Aterradoras figuras en su celda,
Al trémulo capellán con ornamentos blancos,
Y al director, de negro brillante,
Con el rostro amarillo de la sentencia.
No todo hombre se levanta con lastimera prisa
Para vestir sus ropas de condenado
Mientras algún doctor de zafia lengua disfruta
Y anota cada nueva crispación nerviosa,
Manoseando un reloj cuyo débil tic-tac
Suena lo mismo que horribles martillazos.
No todo hombre siente esa asquerosa sed
Que le reseca a uno la garganta antes
De que el verdugo, con sus guantes de faena,
Franquee la puerta acolchada
Y le ate con tres correas de cuero
Para que la garganta no vuelva a sentir sed.
No todo hombre inclina la cabeza
Para escuchar el oficio de difuntos
Ni, mientras la angustia de su alma
Le dice que no está muerto,
Pasa junto a su propio ataúd
Camino del atroz tinglado.
No todo hombre mira hacia lo alto
A través de un tejadillo de cristal,
Ni reza con labios de barro
Para que cese su agonía
Ni siente en su mejilla estremecida
El beso de Caifás.